El grado de reflexión que ocurre cuando un ultrasonido atraviesa una interfaz acústica depende de su tamaño y superficie. Si la interfaz es grande y suave, la reflexión será similar a la de un espejo. Estas interfaces se llaman reflectores especulares y algunos ejemplos son el diafragma, la pared de la vejiga llena de orina y la banda endometrial. El coeficiente de reflexión (R) es la fracción de energía que se refleja. Sin embargo, la mayoría de los ecos en el cuerpo no son generados por reflectores especulares, sino por interfases más pequeñas presentes en los órganos sólidos. Estas interfases son reflectores difusos y dispersan los ecos en todas las direcciones, lo que da lugar a los patrones característicos vistos en los tejidos y órganos. Este tipo de reflectores puede causar problemas en algunas aplicaciones diagnósticas, ya que las paredes de los vasos, por ejemplo, se comportan como reflectores especulares y requieren un ángulo de incidencia de 90 grados para una imagen óptima, mientras que el modo Doppler requiere un ángulo menor de 90 grados.
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